Por Herney Aldana
Cali amaneciรณ otra vez golpeada por la inseguridad. Los atentados registrados este fin de semana son un recordatorio doloroso de que la ciudad vive bajo la sombra del crimen y el terrorismo.
Y, como siempre, la respuesta inmediata de las autoridades locales y regionales es la misma: pedir mรกs pie de fuerza, reclamar mรกs uniformados, repetir el libreto que ya conocemos.
Pero la ciudadanรญa estรก cansada de escuchar los mismos pronunciamientos. No basta con aumentar la presencia policial si esa presencia se diluye en los momentos crรญticos, si los fines de semana la seguridad se reduce y los infractores de trรกnsito hacen de las suyas sin control.
No basta con prometer vigilancia 24/7 en corredores estratรฉgicos como la vรญa a Buenaventura, cuando en la prรกctica los viajeros encuentran tramos desprotegidos y autoridades ausentes.
La verdad es contundente: frente al terrorismo y la criminalidad no se puede improvisar. Se requiere previsiรณn, inteligencia, acciรณn antes de los hechos, no despuรฉs.
La seguridad no puede ser un parche transitorio ni una reacciรณn tardรญa que llega cuando ya se han contado las vรญctimas y las lamentaciones.
Cali necesita un plan integral y permanente, que combine fuerza pรบblica con prevenciรณn, tecnologรญa, control territorial y presencia efectiva de las instituciones. Necesita que los discursos se conviertan en hechos, que las promesas se traduzcan en vigilancia real, que las autoridades asuman la responsabilidad de proteger a la ciudadanรญa sin excusas ni dilaciones.
El llamado es claro: basta de diagnรณsticos repetidos y de anuncios vacรญos. La ciudad exige acciones firmes y sostenidas. Porque Cali no puede seguir viviendo entre el miedo y la resignaciรณn. Es hora de que las autoridades pasen de las palabras a la contundencia, de los comunicados a la verdadera protecciรณn.
